lunes, 16 de mayo de 2016

El comportamiento de los grandes, el ejemplo de los chicos.

Todos los fines de semana, en la tribuna de los clubes, se ven un gran número de padres acompañado a sus hijos. Es una linda forma de compartir los fines de semana durante el desarrollo del campeonato infantil.
Pero no siempre ese acompañamiento es positivo, ya que dentro de las tribunas hay diferentes personas, con distintos comportamientos. El padre es una figura clave en la enseñanza de un niño, pero tiene que tener claro cuáles son sus límites. 
Lo más positivo seria que los padres permanezcan sentados; no griten ni critiquen a sus hijos; que no haga comentarios hacia los rivales, padres o árbitro; y que tampoco le hable al entrenador.
Los chicos practican el deporte por diversión, pero al sentir la presión de los padres muchas veces terminan abandonándolo.
Hay un grupo de padres que siempre acompaña, desde los entrenamientos hasta los viajes. Muchas veces los demás chicos le toman confianza al sentir su compañía. Son los encargados de organizar ventas de comidas, rifas para poder juntar fondos.
También ocurre que al realizarse las reuniones, hay padres que no pueden asistir por tener que cumplir con el trabajo y la ausencia suele generar malestar en los que si concurren. Pero no por eso muestran desinterés, a pesar de las complicaciones es seguro que el día del partido estarán del otro lado del alambrado.
Dentro de los padres positivos se encuentran aquellos que el interés de los mismos, es que su hijo disfrute de lo que hace. Alienta, se preocupa por cómo han ido los partidos. No lo presiona, lo felicita por el esfuerzo.
Hay padres involucrados que les gusta participar en las decisiones y propuestas del club. Se interesa por la formación de los chicos, participan con cualquier acción que pueda mejorarlo.
Los padres negativos suelen presentarse de muchas maneras, por ej el padre que se pasa todo el día hablando de lo bien que juega, o corre su hijo y de que apunta maneras.
El padre que se cree entrenador, que grita, corrige a su hijo, incluso contradiciendo las indicaciones del entrenador. Confunde al chico, que por un lado tiene una idea de juego, y por otro, la versión de su padre.
Y por sobre todos, está el padre que resta en todos los sentidos. Da gritos desde la tribuna, insulta al dt, le dice a su hijo que no entiende por qué él no juega cuando sus compañeros son peores que él, se comporta de forma grosera con el rival, insulta al árbitro y otras actitudes más. Es el padre del que cualquier hijo se sentiría avergonzado.



Darío Ferreira, por muchos años trabajo con los chicos, ya que dirigía clubes de barrios y algunos años paso por Argentinos Juniors, actualmente dirige a un club de barrio que juega en el campeonato de Yacireta.
Darío, que hizo inferiores en Guaraní Antonio Franco, comenta que en su experiencia trabajando con menores, “muchos de los chicos se sentían tristes cuando los padres los retaban después de los partidos, que erraron los pases, que no se concentraban y que en muchas ocasiones iban a jugar nerviosos sin poder disfrutar”.
"Hay padres que animan a su hijo a jugar al fútbol y a practicar deporte. En ningún caso se le debe presionar, el chico tiene que elegir el deporte que quiere practicar”
" Algunos te brindan su confianza, siempre están apoyando, se aseguran de que uno está capacitado para entrenar y educar a su hijo”
El actual entrenador del Bajo Grande, destacó que algunos padres ofrecen información sobre el estado del niño, si ha estado enfermo o con alguna complicación, como se comportó y esto ayuda a los entrenadores para ver el esfuerzo que los niños pueden realizar.



Por Sergio Romero.

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